miércoles, 14 de julio de 2010

El mundo está loco.


Decidido, el mundo está loco. Sólo hace falta encender la tele, poner las noticias y ver la cantidad de barbaridades que aparecen. La matanza de Iraq, la matanza de Afganistán, la injusticia que sufre el pueblo Palestino y el pueblo Saharaui, etc. Después, cambias de canal y descubres la cantidad de gilipolleces que el ser humano mira: programas del corazón dónde la palabra más bonita suele ser un insulto. ¿Dónde va a parar la especie humana? Parémonos a pensar. En los días que hoy corren, no paramos de denigrarnos. Cada vez confiamos menos en los unos y en los otros, cada vez somos más egoístas y resolvemos nuestros problemas a puñetazos, si los resolvemos. Hay que apostar por el dialogo, entre los países, entre las etnias, entre los grupos de personas, entre las personas. Así, y solo así, podremos reconducir esta situación y devolver a la especia humana la dignidad, la ética y los valores que nosotros mismos nos hemos encargado de destruir. Al final de este largo camino conseguiremos que la felicidad, la igualdad y la libertad abarque a toda la humanidad, y no sólo a un pequeño grupo de privilegiados.

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